Iglesia católica rechaza propuesta de legalizar la eutanasia en México y la califica de “inhumana”
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La Iglesia católica mexicana manifestó su rechazo a la iniciativa de ley que busca permitir la eutanasia y el suicidio asistido en el país, argumentando que estas prácticas no deben confundirse con el concepto de “bien morir”. A través de un editorial publicado en el semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis Primada de México señaló diversos “errores” en el proyecto de reforma que recientemente fue presentado ante el Congreso de la Unión.
La publicación calificó como un grave desacierto considerar que una vida con dolor o sufrimiento carece de dignidad y, por tanto, no merece ser protegida por la Constitución. Además, advirtió que ofrecer la muerte como alternativa frente a enfermedades terminales “es una derrota moral y ética”, pues elimina la posibilidad de brindar alivio, acompañamiento y consuelo con base en los avances médicos actuales.
El editorial recordó que tanto la Asociación Médica Mundial como el Consejo Europeo se han pronunciado en contra de la eutanasia y el suicidio asistido, al sostener que el sufrimiento no anula la dignidad de la vida humana. Para la Iglesia, el verdadero “bien morir” consiste en vivir los últimos momentos con atención física, emocional y espiritual, no en terminar la vida sin dolor.
Aunque el texto eclesiástico no menciona que la propuesta legislativa contempla la eutanasia como una opción voluntaria —sin obligación para pacientes ni médicos, quienes podrían ejercer la objeción de conciencia—, sí destacó la importancia de fortalecer los cuidados paliativos. Según Desde la Fe, estos tratamientos permiten a las personas con enfermedades terminales morir de forma natural, acompañadas y con menos sufrimiento.
El editorial también subrayó que, en países donde la eutanasia está legalizada, las solicitudes han disminuido gracias al desarrollo de los cuidados paliativos. Por ello, la Iglesia considera “inhumano” reducir los gastos en atención médica ofreciendo la muerte como alternativa, lo que, dijo, sería reflejo de “un Estado que renuncia a su deber de proteger la vida”.
La iniciativa fue impulsada por Samantha Martínez, una mujer de 30 años que padece una enfermedad autoinmune e insuficiencia renal crónica. Al presentar su propuesta el 27 de octubre, Martínez declaró: “No quiero morir, pero sí quiero tener la posibilidad de decidir cuándo dejar de vivir”.
Finalmente, la Arquidiócesis cuestionó el mecanismo propuesto en la iniciativa, que plantea la intervención de un notario público para certificar la voluntad del paciente, y se preguntó si estos funcionarios tendrían también el derecho a la objeción de conciencia.
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