El antiguo sistema chino Qingcheng: un legado hidráulico eficiente y sostenible desde el siglo III a.C.

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Antes de que el concepto de energías limpias se popularizara, en el siglo III a.C., los antiguos habitantes de China desarrollaron un innovador sistema de riego conocido como Qingcheng, que sigue siendo un ejemplo de ingeniería hidráulica eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

Este sistema aprovecha de manera inteligente la topografía y el caudal del río Minjiang mediante una red de diques y compuertas que controlan el flujo y la dirección del agua. Gracias a esta estructura, los cultivos reciben un riego constante, al tiempo que se reduce el riesgo de inundaciones en la región. A pesar de las múltiples renovaciones a lo largo de los siglos, Qingcheng continúa funcionando con gran efectividad.

Uno de los aspectos más destacados es que el agua circula por los canales y se filtra en el suelo circundante, formando mantos freáticos subterráneos. Esta reserva de agua es fundamental para mantener hidratadas las raíces de las plantas durante períodos de sequía o riego limitado. Según investigaciones del Centro de Estudios del Agua Agrícola y la Universidad Agrícola de China, “el flujo ascendente de agua se incrementa conforme disminuye el riego superficial”.

Además de la hidratación, el agua subterránea aporta nutrientes esenciales como potasio, magnesio y calcio, beneficiando la calidad de los cultivos y, por ende, la alimentación de quienes los consumen. Esta técnica se presenta como una alternativa más natural y económica frente a métodos modernos como la hidroponía, que si bien permiten el crecimiento de plantas sin suelo, suelen ser más costosos y demandan insumos adicionales frecuentes.

David Barber, cofundador de Blue Hills, destaca que “un buen suelo genera buena agricultura y, en última instancia, mejor sabor”. Por su parte, Hydroponic Space señala que establecer un sistema hidropónico requiere una inversión inicial cercana a los 10 mil pesos mexicanos, sin contar los gastos periódicos en nutrientes, algo difícil de comparar con la extensión y bajo costo del sistema Qingcheng.

Reconociendo su valor histórico y funcional, la UNESCO declaró este sistema patrimonio mundial en el año 2000. A 25 años de este reconocimiento, surge la invitación a que científicos mexicanos estudien y adapten esta tecnología hidráulica ancestral para enfrentar los retos actuales del agua y la agricultura en México, en lugar de continuar con prácticas poco sostenibles como el entubamiento de ríos que más bien forman parte del drenaje.